Wednesday, December 22, 2010

Dietas

Hace algunos siglos escribí aquí algo sobre las dietas. Ahora estaba releyendo un Scientific American que sobre alimentos- es un número especial (Sept 2007). 
En resumen, dice que nadie sabe como hacer bajar de peso a otro alguien; hay muchos tipos de dietas y de pastillas, y todos te hacen bajar… por un rato. Bajar de peso, dice, no es difícil; lo difícil es mantener tu nuevo peso, osea, no volver a subir. Es el juego del yo-yo. 
En un estudio encontraron pocas similitudes entre diferentes personas que perdieron peso, y en la forma como lo hicieron; pero todos los que evitan “el rebote” tienen algo en común: ejercicio; mínimo una hora diaria. De hecho, con media hora diaria es suficiente para evitar engordar; pero si ya engordaste, y quieres bajar y seguir abajo, debes hacer al menos una hora DIARIA, por el resto de tu vida – según tu metabolismo, podrías necesitar hasta una hora y media. 
Matarse de hambre no sirve. Es iluso pensar que pasarás el resto de tu vida contando calorías y midiendo en cuartos de taza (o peor aun, en gramos) tus raciones de comida. Esto me alegró, porque ahora hago mas ejercicio, porque odio contar calorías o servirme medias raciones, y porque no aguanto las dietas ni media semana. Con lo deprimida que he estado, lo único que ha evitado que me atasque de chocolate, es que no tengo dinero para comprarlo… 
Hace semanas veo un delicioso pastel de chocolate flotando ante mis ojos… y ahí se va a quedar; el lado bueno es que no se alojará entre mi ombligo y mis pantalones. 

Decía. Hoy en día ya hay mas personas con sobrepeso que en inanición (pese a todos los niños famélicos de África). Es curioso, e irónico, que el ideal de belleza occidental (léase Estados Unidos) sea de una “esbeltez” esquelética, que de hecho recuerda mas a los niños de África, que a los gordos y satisfechos consumidores de coca cola y hamburguesas del primer mundo. Hubo una época – si bien muy atrás en el pasado – en que la gordura era hermosa, porque implicaba que el/la susodich@ podría sobrevivir el invierno /sequía o cualquier temporada de vacas flacas que correspondiera, según el sitio en cuestión. Las mujeres de cerámica de hace dos mil años son bastante, bastante redonditas, y en vez de tener cintura mas bien parecen pirinolas. Incluso, hasta no hace mucho, las divas y bellezas del cine estaban bastante bien acolchaditas (alguien que conozco – hombre por supuesto – vió un día un póster de Marilyn Monroe y dijo “Está gorda”. Jamás he podido olvidar ese comentario; Marilyn Monroe! En fin). Que curioso como, a medida que la comida deja de ser un determinante de la sobrevivencia, hemos dado vuelta completa a la rueda y ahora la flacura extrema es lo “chic”. Me recuerda un comentario que leí, en algún lado, sobre como en la Edad Media /Renacimiento, la mujer mientras mas pálida y blanca se consideraba mas bella – le explicación dada para esto es que, por supuesto, las mujeres de la nobleza  nunca estaban al sol y no se bronceaban; ser blanca era una muestra de privilegio, ya que las mujeres de clase baja sí debían trabajar al sol y estaban consecuentemente bronceadas. Hoy en día es al revés – al menos en las ciudades – la clase baja trabaja encerrada en alguna bodega, fábrica o edificio de oficinas, por horas y horas; no hay tiempo ni lana para irse a broncear. En cambio, quien tiene lana se puede ir a broncear a playas de fama internacional - Hawai, Cancún, o cualquiera de esas que aparecen en las películas. O, si no hay tiempo para eso, se paga uno unas horas al mes en una cama de bronceado en el spa mas cercano. Y para evitar el sobrepeso, pues pagas un gimnasio, un entrenador y un nutriólogo (y una cocinera, supongo también, que se ocupe de contar las calorías para que uno no se moleste). Ahora la flacura es símbolo de estatus. Aunque entiendo el porque, sigue haciéndoseme tan irónico, que el país con los gordos mas gordos sea el que mas promociona la imagen de mujeres – y cada vez mas, hombres también – de famélica flacura, como el non plus ultra de belleza. 

En fin, que en la revista se recomienda: no engorde; si engordó, adelgace. Coma pocas grasas (que sean menos del 30% de tus calorías), prefiera los aceites vegetales a las grasas animales; muchas frutas y verduras, disminuya los lácteos, evite la sal y el azúcar refinada; haga mucho ejercicio. 
Aunque me gusta mas el estilo de Mark Twain, quien dijo: “Parte del secreto del tener éxito en la vida es comer lo que te gusta y dejar que la comida se pelee dentro de uno”.

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