Friday, June 12, 2009

Mas realidad... ¡Noooooo!

Sigo siendo el changuito cilindrero de la escuela en que trabajo.

Es decir, otra vez hubo que cambiar calificaciones para que los “clientes” estén satisfechos…
No sé, tal vez todas las escuelas particulares son así, así es como funciona el sistema y la que está mal soy yo por ofenderme…


No sé. Si yo estoy pagando por la educación de mi hijo, espero que se le eduque, que aprenda. Y si no aprende, si no hace su trabajo, pues que repruebe. Eso también es educación: se llaman consecuencias; y es mejor que lo aprenda de chico y no de grande, cuando las “consecuencias” suelen ser peores y mas dañinas que solo repetir año o irse a extraordinario…

Hace algún tiempo hice un “test” de Internet, para ver cual es tu alineamiento (alignment) – que es una característica de los personajes que creas para los juegos de rol. Hay de dos: bueno , neutro y malo; y obediente de las leyes (lawful), neutro y desobediente (chaotic); esta opciones se combinan entre si. Yo salí – mi personalidad real, no la del juego – “lawful good”, o sea, buena y obediente de las leyes. Pensé que el test no sabía lo que decía. Lo estoy re-pensando.¿ Por qué me ofende tanto que la administración de la escuela rompa sus propias reglas para favorecer a los niños que mas pagan o que tienen mas influencias? Después de todo, así es como funciona el sistema… Pero me ofende y me indigna.

Soy mucho más “lawful” de lo que me conviene, ¡maldita sea!

Se llama honestidad, y no hay lugar para gente como yo en este mundo.

Por lo pronto, debo encontrar otro trabajo. En otra escuela, de la que seguramente también me desilusionaré, pero tendrá que bastar en lo que hallo chamba en algo que no sea educación particular… En donde seguramente harán transa también, y lo único que deseo es que no me toque enterarme. Si, yo sé que eso es cerrar lo ojos a la realidad, pero no puedo cambiar la realidad: si no te pliegas a lo que dice el jefe, te corren y ya.


Mi corazón está roto, mi autoestima es microscópica – y se esconde en las alcantarillas, es decir, lo haría si hubiera alcantarillas en esta ciudad – mi trabajo es cada día mas insatisfactorio…

¡Cómo extraño La Paz! Y no porque las cosas sean mejores, sino porque ahí puedo al menos irme al malecón a ver el mar y eso me tranquiliza… me permite pensar “bueno, la vida es una mierda, pero al menos puedo venir a ver el mar…”

Extraño el mar. Necesito el mar. Quiero volver al mar. Es el amante más indiferente que he tenido, pero sigue ahí para mí. Y es tan hermoso, que solo el verlo me es suficiente.