Me da la impresión de que el gobierno de México nos ha puesto en cuarentena solo por copiarle a otros países, a los “niños grandes” de la escuela. Siento que no va en serio. Que a las altas autoridades en realidad les vale cacahuate. Solo quieren quedar bien, dar el gatazo, que parezca que están haciendo algo. Pero no hay una intención real de proteger a nadie, no hay una preocupación verdadera. Quizá es porque donde yo vivo las personas andan por la calle como si nada y sin cubrebocas; en algunos negocios ni se molestan en ponerse cubrebocas y otros se lo “ponen” a medias. Es decir, se cubren la boca pero no la nariz.
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¿Que chingados?
O sea, ¿cómo para que te lo estás poniendo?
Al virus no le puedes ver cara de pendejo. Y a las “autoridades” creo que en realidad les vale cacahuate. Por un lado tienes gente que les vale pinches madre, y por otro lado tienes pinches locos paranoides que atacan enfermeras y médicos. Gente con puestos de gobierno, que se pone en plan de “aquí no queremos gente enferma de otros estados, no se les va a atender”. Como si al virus le importaran las fronteras entre estados. Aquí en Querétaro algún idiota, el gobernador o similar dijo una estupidez parecida hace unos días.
“No queremos gente infectada de otros estados.”
WTF? ¿Que no ve a los queretanos caminando sin cubrebocas por la calle? ¿A todos los que se hacen pendejos tapándose la boca pero no la nariz?
Por eso siento que no es real, no es en serio.
Supongo que les preocupa “la economía” dado que no hay político que no tenga mínimo una pata bien metida en la empresa privada - cuando no SON la empresa privada. Pero no les preocupa cómo hacerle con la gente que se está quedando sin trabajo, o las microempresas y así. Les preocupa, igual que Trump, las mega corporaciones que les sueltan una lana. Cuando no son los dueños de dichas corporaciones, léase por ejemplo Electra que sigue trabajando, para que su dueño no pierda algunos millones, no sea que tenga que embargar alguno de sus yates (no tengo ni idea si tiene yates o no, da igual).
Todo lo peor, lo más detestable, la más bruta ignorancia, avaricia y egoísmo. Como el pus, todo eso ha salido más a flote con el coronavirus. No es que no lo viéramos antes, pero ahora se ve mejor.
No sé, creo que la especie humana debería extinguirse.
Me dan miedo mis vecinos, me estresa verlos afuera, echándose su cigarrillo y haciendo su carne asada, sin cubrebocas y sin preocupaciones, como si la pandemia no existiera y estuviéramos de vacaciones. Me da pena y coraje mi tía, que cree que el virus es una conspiración china, y me prohibió visitarla “por protección”. Aunque, viendo a mis vecinos, quizá tiene razón. No vivo en el barrio más epidemiológicamente seguro.
No me molesta estar en casa, no soy una persona que digamos muy sociable, desde hace años mis relaciones más “íntimas” son con personajes de libros o de videojuegos, tengo bastante en que entretenerme. De hecho no me alcanza el tiempo para todos mis proyectos y manualidades.
Empiezo a temer que mi problema va a ser salir, regresar a la “normalidad”. De por si no me gusta la gente, para cuando esto acabe voy a querer irme a vivir al cerro más lejano. Bendita tecnología, ojalá pudiera seguir dando todas mis clase por internet por siempre jamás y nunca tener que volver a ver nada con gente. Bueno, excepto mis alumnos. Creo que de hecho es mejor que tengan clases presenciales, al menos de kinder a secundaria.
Me gustaría pensar que el trabajo del maestro será mejor valorado ahora que los padres tienen que “educar” a sus hijos, pero sé que la realidad es otra. La mayoría simplemente no está haciendo nada, y los que si, obviamente no están cumpliendo con un programa educativo ni nada, solo se aseguran de que el chamaco complete los ejercicios, si lo hace bien o mal es igual, con frecuencia no pueden ni determinar una cosa o la otra. Digo, cuántas personas recuerdan lo que vieron en secundaria, quién recuerda que es un diptongo, donde fue la guerra de los cien años, como se hace una división de fracciones, que mide un Newton, o para que sirven las mitocondrias.
Y uno se preguntaría de que sirve aprender todo eso, dado que obviamente los adultos nunca lo vuelven a utilizar en la vida. Pero justamente por eso, por ignorancia, la gente cree que el virus no existe, o que lo inventaron en Wuhan, o que usar un cubrebocas a medias es suficiente.
