Monday, August 08, 2011

Ideas-conejo: Ulises, Escher, Galileo; el ciberpunk; los gringos, los japoneses, y muchos libros.

Cuando estoy aquí en el inglés me aburro. A veces estoy totalmente sola; otras hay alguna persona trabajando en sus ejercicios y si acaso llegan a hacerme alguna pregunta. De dos a cuatro esto está muerto. Yo me aburro una barbaridad y pienso en mi hijo que se queda solo mientras yo estoy aqui valiendo queso. A veces escribo. Antes traía papel y me ponía a hacer origami, pero ya hice todos los origamis modulares del libro de origami matemático; ya hice casi todos lo kusudamas, kusudamas de flores, cajas, estrellas y en resumen, aquellos que requieren muchas piezas iguales, que es lo que puedo hacer aqui, dado que mis libros de origami son virtuales y no puedo traerlos para intentar figuras de una sola pieza. 
Se me ocurren muchas cosas. Solo... fluyen. Alguna vez un amigo me preguntó: -¿Qué piensas? Y no supe como explicarle que las ideas vienen, se pasean tantito por mi mente y se van. Como conejitos en un prado, huyen en cuanto alguien pregunta. También se me ha ocurrido que es como filmar película al borde de un lago en un parque. La gente llega, pasa caminando y sale por el otro lado de la escena; o se sientan un rato en una banca, o tal vez en el pasto, o van de aquí para allá haciendo quién sabe que, y cuando han terminado se marchan. Yo no puedo poner mi mente en blanco. Si meditar es poner la mente en blanco, definitivamente nunca alcanzaré la iluminación. 
Por otro lado en alguna parte leí que meditar no era dejar de pensar, sino dejar fluir las ideas sin “agarrarlas”, sin entretenerse con una en particular, ni juzgarlas. Solo dejarlas llegar e irse, como los conejitos en el prado. Eso si puedo. Es como acostarse, mirando el techo (o la pared, o las nubes), y encontrar formas, figuras y caras que se cambian por otras con inclinar la cabeza o cerrar un ojo. Y de una figura te pasas a lo primero que te recuerda, pero igual te recuerda dos o tres cosas y todas pasan por tu cabeza mas o menos al mismo tiempo (talk about multitasking). Por ejemplo, ahora recuerdo que por ahi leí una crítica sobre “Ulises” de Joyce, sobre lo complejo que es el libro, etc. Por supesto tenía que leerlo para ver si deveras. Y lo leí – o lo empecé a leer, y llegué a la famosa parte de la esposa o novia o lo que fuera, y ahí me quedé, porque pensé: ¿Qué tiene esto de difícil? Solo enlista todo lo que al personaje le pasa por la cabeza ¿qué no piensa todo el mundo así? 

Aún me lo pregunto: ¿Qué no piensa todo el mundo así? ¿Será que yo soy tan rara como el personaje de Ulises – o su morra? He leído libros más complejos, digamos “Godel, Escher, Bach: an eternal golden braid” (definitivamente el más complejo que he leído, aun mas que la “Historia del tiempo” de Stephen Hawkings) del cual apenas entiendo los primeros capítulos y luego menos y menos a medida que los enunciados lógico-matemáticos se vuelven mas complicados (y para colmo, no he escuchado mucho a Bach ni se nada de música, solo aprendí a tocar Yellow Submarine en flauta dulce cuando estaba en secundaria), aunque soy ferviente admiradora de Escher. Por otro lado, escribir es lo menos “multitasking”: Tienes que quedarte con una sola idea al menos mientras la pones en papel; y muchas veces para cuando terminas las otras ya se fueron de paseo. Solo queda el recuerdo de que se te había ocurrido algo que mas o menos venía al caso y estaba interesante. Por ejemplo, ¿qué tal probar escritura fractal? Empiezas con una idea, y si se te ocurre otra entonces escribes a dos columnas, y cuando se te ocurre algo mas vas haciendo más columnas... Lo malo es que antes de llegar al final de la página tendría suficientes columnas como para necesitar un tamaño de letra nanométrico. Y no creo que pudiera terminar ninguna idea; aunque esto quizá no importe: en una versión de Trantor no escrita por Asimov* los bibliotecarios se ponen a generar en su archivo computarizado una maraña de referencias, que llevan de un texto a otro, y que mas o menos desquician al protagonista (termina en cama, aunque se le ocurren muchas ideas nuevas, o al menos, nuevas formas de ver lo mismo de siempre). Una aplicación mucho mas práctica de una idea parecida se encuentra en el libro “The Pinball Effect” de James Burke. Este libro me viene a la mente porque estuve sacando libros de la biblioteca del teatro de la ciudad para leer en estas tardes aburridas, pero no tienen muchos libros y la mayoría no son de los que me gustan - puro escritor latino (pero no Paco Ignacio Taibo II) y españoles del siglo 19 para atrás. El último que leí de la biblioteca fué “La isla del día de antes” de Umberto Eco. Me gustaron los de “El péndulo de Foucalt” y “El nombre de la rosa” pero este de la isla como que no me terminó de gustar: de repente es demasiado rollo, escrito al estilo antiguo, y el final es tan incierto como el de algunos animes en los que uno nunca sabe que pasó. Lo que si me gustó es que me ayudó a entender como pensaban hace varios siglos, en la época de Galileo, cuando decían que la Tierra no podía dar vueltas sobre sí misma porque entonces los pájaros que volasen en el sentido de dicha rotación en realidad terminarían “atrás” de donde empezaron, ya que la Tierra gira mas rápido de lo que vuelan los pájaros. Me pareció un argumento ilógico hasta que caí en cuenta que ellos consideraban que solo la Tierra gira, no la atmósfera (y con esa fricción ¿cómo no pensaron que el aire estallaría en llamas? ¿O no tenían aún esas ecuaciones? No se me dan bien las fechas...). En fin, que uno siempre lee sobre los avances de la ciencia, inventos y descubrimientos (por ejemplo en “The Pinball Effect”) pero nunca antes había realmente comprendido el punto de vista y la condición mental (¿cosmovisión?) de las personas que argumentaban en contra y a favor de los argumentos científicos de esas épocas. En clase te platican sobre el éter y el flogisto y uno piensa “que burradas” pero ahora puedo verlos como teorías válidas (por raros que suenen en este tiempo), verdaderos intentos de entender el mundo mas allá del porque diosito dijo y San Se Acabó (santo aun muy socorrido) considerando que esa gente tenía una estructura mental y social totalmente diferente de la nuestra. Lo que me regresa a lo mismo, ¿qué no todos piensan igual, con ideas conejo-brincando por doquier?

Pero lo mío, de unos meses para acá, es el ciberpunk. Leí SnowCrash (Neal Stephenson) y me gustó mucho. También The Sprawl Triology y The Bridge Triology, de William Gibson; y la que mas me gustó, la “cuatrología” (si ya sé, tetralogía) “Otherland” de Ted Williams. Esa última me recordó varias series de anime sobre un mundo virtual llamado “The World”: .hack//Roots, .hack//Sign, .hack//Gift .hack//Liminality, y .hack//Dusk, que por cierto nunca terminé de ver porque “cerraron” la página donde los veía en línea (hará ya unos tres años). He tenido la intención de volverlos a buscar, pero la verdad es que no paso mucho tiempo a solas con la compu; hay muchas series que me gustaría ver pero algunas son mas bien violentas y mi hijo no puede verlas – eso limita que series puedo ver cuando él está en casa (o sea el 99% del tiempo). Por otro lado, este compartir obligado ha ampliado mucho sus gustos y su “multiculturalidad” tan cacareada en los planes de estudio y que no se ve por ninguna parte en la práctica docente real. Para ver series de anime, de hecho sirve (y hasta hace falta) saber muchas cosas, de ciencia y tecnología, de cultura e historia y hasta de esoterismo (cualquiera de vampiros). 

Aunque ya me he desviado bastante del tema inicial. Es por el aburrimiento. Agradeceré cuando se acabe el curso de verano y no tenga que estar en la chamba desde las diez de la mañana, preocupandome porque mi hijo se queda solo y no he pasado tiempo con él a pesar de que son vacaciones. Y así, volvemos al inicio, el universo es una espiral, por eso me gustan los fractales. 
Hay uno que me quiero tatuar, una versión del fractal de Julia, pero no tengo dinero... Por cierto que en las novelas de ciberpunk los fractales salen mucho -y también la cultura japonesa. Nada soprendente dado que están en la punta de lanza del desarrollo tecnológico en hardware y software... Y he notado que cuando en una novela empiezan a hacer referencia a la cultura de Japón, me gusta más. Me gusta que, para variar, no esté el mundo centrado en los gringos; y también me gusta que entiendo casi todas las referencias, sean modernas o sobre más tradicionales, gracias a los mangas y animes que me he echado al coleto; y a que he estado aprendiendo japonés. 
Algo que me gusta de los animes es que cuando llega el fin del mundo, empieza y acaba en Japón. Sin gringos. Y con lo racistas y sangrones que también pueden ser los japoneses, al menos no tienen una doctrina Monroe que los haga creerse dueños y salvadores del mundo, y que les dé el derecho de usar México como patio trasero y basurero. Fué lo único que me gustó de la película esa de “El día después de mañana”: cuando los gringos quieren entrar a México y no los dejan. 
Se me acaba la hoja y en 45 minutos salgo. Agradezco el dinero extra – considerando que me pagan por hora (soy un obrero de la educación privada) – pero odio estar aqui sin hacer nada...

*Asimov es el autor de la triología de "La Fundación" , dentro de la cual Trantor es el planeta-ciudad capital del imperio galactico. No recuerdo ni el título ni el autor del otro cuento que leí, sito en el Trantor creado por Asimov.*

1 comment:

RS said...

Creo que todos pensamos igual. Creo.
Algunos libros, bastante choteados pero a mi parecer complejos tambien: Los cachorros de Vargas Llosa (esas si que son ideas conectadas) y la bella prosa del Laberinto de la soledad de Octavio Paz. Nada mejor que un chapuzon a la psique del mexicano, que creo sigue siendo valida hoy en dia.
BTW Trantor sale en varios libros de Asimov, no se si todos ellos conectados: en la Arena estelar (The stars, like dust) y Un guijarro en el cielo (A pebble in the sky) hacen referencia a la ciudad-planeta.
De los gringos, dales chance. Muchas de los avances sociales y cientificos se han dado en su tierra. Perdon, igual y me siento un poco agraviado por la gringo fobia, especialmente a raiz de que lei el discurso del premio nobel y expresidente de Costa Rica Oscar Arias, http://miguelangelsantos.blogspot.com/2009/05/discurso-de-oscar-arias-presidente-de.html, donde basicamente dice veamonos a nosotros mismos y dejemos de apuntar el dedo a los gringos. Nada que ver con lo que escribes probablemente, pero que rayos tu nos pones el ejemplo al divagar.
Saludos.