Saturday, September 11, 2010

Verónica decide morir

Mi hijo está de paseo.
Por razones en las que no ahondaré, no tenerlo conmigo en casa me pone mal. Así que cuando terminé de trabajar, hacer super, lavar ropa, barrer, blablabla y me empecé a poner tensa, decidí irme al cine.

Yo sola. Función de las 9:30 de la noche (¡que no terminé de limpiar tan temprano!).

Y a la salida, caminando por el oscuro pasillo, ví, casi de reojo, uno de los pósters de las películas que pondrán, algún día, y que anuncian desde ahorita.

Verónica decide morir.
Verónica decide morir, pienso, ¿qué no es el título de un libro? ¿Cómo se llama, el famosillo este, Coelho? ¿Qué no es un libro de Coelho? Y uno que además un día me puse a hojear en algún super ¿Ley?
Y entonces llegó, la idea: Verónica decide morir. ¿Cómo es que uno decide morir? Más allá del suicidio, ¿cómo decides morir? 

Y todo esto son flashazos que pasan por mi mente en los 10 metros que me separan de la escalera por la que he de bajar para salir del cine. ¿Cómo decides morir?

Matas a la persona que eres… 

Debo “matar” a la persona que soy, para poder ser otra.

Eliminar, destruir esta persona que soy, que no me gusta, que es infeliz, y amargada, que siempre esta deprimida y angustiada. Hay que destruirla… Pero, ¿para convertirme en qué? ¿Qué es lo que quiero ser? Ya sé que es lo que no quiero ser; pero no puedo hacerme un traje nuevo con negativos. Necesito positivos, tela, hilo ¿Qué es lo que quiero ser? Porque no puedo cambiar gradualmente; el peso, la gravedad, la inercia de lo que soy me arrastrará siempre de regreso. Tengo que cambiar de chingazo, rápido, indoloro, de golpe. Para ello necesito tener mi traje hecho, antes de apuñalar a la que soy.

No sé que quiero ser; solo puedo pensar en cosas sueltas, retazos del hoy que me gustaría conservar: me gustan los gatos, el sushi, esta y aquella música, el color rojo, leer, dibujar.
Ojalá pudiera meterme en un capullo como las orugas y quedarme ahí hasta estar “re-construida”. Pero no puedo. Hay que atender la niño, llevarlo a la escuela, ir a trabajar, etcétera, etcétera. Tengo que construir mi trajecito y irlo guardando aparte, en una vitrina mental, hasta que esté listo; no safety test, no debugging… La primera es la vencida, hecho el cambio no se aceptan devoluciones –como en la ropa interior. ¿Qué mas interno que mi traje mental?

Es una buena idea; pero no sé por donde empezar ¿Qué quiero ser? ¿Y si elijo algo de lo que en realidad no soy capaz?
No sé por donde empezar. Necesito positivos.

Se aceptan sugerencias – al cabo que lo que no me guste no lo tengo que hacer.

2 comments:

Anonymous said...

¡Bien! Qué bueno es leerte con otra actitud, más propositiva. Y dices que aceptas sugerencias. Ahí te va una: no tengas miedo, y no te pongas condiciones. En mi experiencia, lo que más paraliza es el miedo a perder; aunque lo que tengas sean malos recuerdos o hábitos terribles, es lo único que tienes (o al menos eso es lo que uno siente). Una buena manera de empezar es enlistando la conductas con las que te dañas y los pensamientos que las provocan. Hay que ser muy honesto en esta parte, y suele no ser muy agradable, pero es un buen inicio. Ejemplo: yo tengo (y perdon por el "yo", pero es con quien estoy aprendiendo a hacer esto) serios problemas de autoestima, y me duele mucho que los demás no me vean "bonita"; pero mi reacción por años ha sido no arreglarme, no pintarme, no "sacarme partido", escudándome en una imagen de "intelectual", y haciendo con ello un círculo vicioso. Si quiero romperlo DE VERDAD tengo que hacer cambios tanto en mi imagen, para empezar a VERME más bonita, como en los pensamientos que me han provocado dichas conductas; y no hace falta decirte qué se lleva más tiempo. Hacer cambios no tiene que ser ni doloroso ni terrible, pero sí paulatino y realista, porque si no eres realista, te estarás arriesgando a la frustración, y vuelta a empezar. Cambia una cosa a la vez, una vez ubicada, y hazlo de corazón, para que funcione. Un última sugerencia: JAMÁS, NUNCA PERO NUNCA, vuelvas a decir que tú no vales la pena, o que no lo mereces... porque no es cierto. Creo que ése es el primer pensamiento que deberías ERRADICAR de tu vida. Si no, ni Freud mismo podría ayudarte. Bueno, como siempre, con mis mejores deseos para ti.

Anonymous said...

P.D. Ya me ha quedado claro, a través de tus textos, que no eres una persona religiosa, pero también que crees en las fuerzas del universo y esas cosas... comparto contigo una recomendación que me han hecho, y que probablemente ya conozcas, pero que creo muy útil en el proceso que has decicido comenzar. Búscalo en este enlace:
http://www.amarseaunomismo.com/el-amor-cura-ho-oponopono/
Total, no pierdes nada con darle una oportunidad, ¿no crees? ¡Suerte!