Sunday, May 17, 2009

Textos del pasado

Buscando un poema que no podía recordar, releí algunas de las cosas que he escrito en el pasado. Algunas me sorprenden, tanto, que me digo a mi misma ¿si yo sabía esto hace diez años, porque sigo metiendo la pata hoy?

Sobre el miedo.
El miedo es solo una puerta. Una vez que encuentras la llave ya no vuelve a causar problema. Pero es necesaria atravesarlo en cada ocasión. Solo un idiota no tiene miedo. El miedo no es el enemigo; enseña a respetar y comprender. Quien respeta puede comprender, y con ello aceptar. Con la aceptación de lo que es como es viene el conocimiento. Entonces el miedo ha cumplido su función. Ya no se teme, se acepta y se respeta. Esto es un grado de libertad.
(Escrito en 1996 ó 97).

Miedo sigo teniendo. Generalmente no me detiene. El lado bueno de eso es que hecho muchas cosas, y el lado malo es lo mismo…. Eso, supongo, es lo que se llama ironía.

Sobre el dolor.
Cuando estoy sola. Es cuando estoy sola que mi rostro toma la máscara de plata que llora sangre. Cuando estoy sola y sin ojos, es cuando los recuerdos vuelven y me roen las entrañas. Poquito poquito, solo lo suficiente para que el agujero en mi vientre se llene de inquietud. Poquito poquito, para que la comida se me pudra en el estómago y respirar duela. Para que quiera abrirme el cráneo en las paredes y dejar escapar la sangre, esa sangre que vive tan a disgusto en mi interior. Es tan delicado el velo que me separa de la apariencia.
(Algún momento entre 95 y 97)

El dolor sigue siendo igual. Sigo deseando abrirme la cabeza en las paredes. Algunas cosas no cambian.

Sobre el amor (¿) y otras emociones.
En mí está la habilidad de evitar la pena, el dolor, la enfermedad, el fracaso, la ira, los celos, la humillación, el pesimismo. En mí está la habilidad de lograr lo que deseo, de cumplir mis metas. En mí está la fuerza para caminar y el conocimiento del camino que debo seguir. Esto me coloca parte de los demás, porque no es de ellos que obtendré lo que deseo ni son ellos los que pueden alegrarme, curarme, cuidarme o guiarme. Este conocimiento me hace libre, independiente, y me deja sola… más allá de todos los otros. Que dolorosa es la libertad.
Ahora sé lo que es el amor. Es la sensación de paz, de “llenitud” (sic), de no estar solo. Y ahora sé que solo puedo enamorarme de alguien que como yo, camine bajo su propia égida. Alguien, que por esa misma definición, no me necesita y nada le retiene junto a mí, y puede irse cuando le plazca. Y ese pensamiento me produce dolor, y me digo que yo tampoco lo necesito. Pero es mentira; le necesito para compartir toda la belleza que veo.
La fuerza que nos une es que nada nos ata.
1993

Mmm, bueno, aquí hay verdades y errores… Teoréticamente está en mí toda esa fuerza. Esto lo escribí en una época en que creía que yo debía poder todo yo sola. Muchos años, errores, dolor propio y ajeno, me ha tomado aprender que no puedo yo sola con todo, que definitivamente necesito a otros a mi lado sin importar que tan fuerte soy. Que hay fuerza también en aceptar esta necesidad. Que siempre eres mas fuerte cuando peleas por otros que cuando peleas por ti mismo (¡esa lección se la debo a mi hijo!).
Mi libertad y mi soledad dolían porque las estaba entendiendo mal. También me costó trabajo darme cuenta y aceptar que otros me necesitan, a veces, y que otros pueden beneficiarse de mi existencia. Aun ahora, a veces, me cuesta aceptarlo. Y si yo necesito alguien con quien compartir, es claro que alguien más me necesita a mí también para compartir… Suena obvio, pero me tomó años comprenderlo.
No todos los errores, dolores y miserias varias de la vida son evitables. Algunos son lecciones necesarias. Otros muchos me los infligí a mi misma, debido a expectativas irreales. Y aún ahora sufro innecesariamente. Me da por sufrir por un futuro que no ha llegado, lo cual es bastante idiota. Creo que hay que esperar lo mejor, sabiendo que lo peor es una posibilidad, pero sin entregarte a ello antes de tiempo. ¿Para que sufrir por adelantado? Si fallo, si tomo la decisión equivocada, pues ni modo, pagaré el precio en su momento, pero en la vida no puedes abonar por adelantado. El futuro no existe, solo el presente está aquí, y como dice la tortuga*, es un regalo.
Hay que vivir en el aquí y el ahora. Es una lección importante que no acabo de aprender, pero, afortunadamente, tampoco la olvido. Y cada día es una nueva oportunidad para practicarla.

*La tortuga U-Wen, en la película de Kung-Fu Panda. Hey, wisdom comes in many forms…
Para mas referencias sobre el mismo tema, “La isla” de George Orwell.
“El Manual del Guerrero de la Luz” de Paulo Coelho (apenas lo estoy leyendo).
Un libro sobre bushido que me prestó un amigo “One flash of ligthning” de Stephanie ST Russell (no estoy segura sobre la ST, de repente no entiendo mi letra – es medio fea, sobre todo cuando escribo al revés, estilo Leonardo Da Vinci).
He leído más sobre esto mismo en otros libros, que ahora no recuerdo. Dos de ellos probablemente son “El Tao de la física” de Fritjof Capra e “Historia del tiempo” de Stephen Hawkins.

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