Wednesday, November 19, 2008

Ciudad jungla.

Mencione ya (Ciudad de ilusión) que los lorocutores del noticiero local no fallan en repetir cada mañana que “Los Cabos es un paraíso”. Considerando las barricadas en las bocacalles, las grietas abiertas por la lluvia en todos los caminos de arena, la cantidad de gatos y perros semisalvajes que vagan por ahí, los mosquitos transmisores del dengue y las ventanas sin mosquitera, el omnipresente graffiti; las 500 muertes al año en accidentes automovilísticos; la alta (¡altísima!) incidencia de robo de autos y atracos varios (esta es creo, la única ciudad en la Baja, donde los Oxxo cierran por la noche: en La Paz y otros sitios están abiertos 24 horas, pero en Los Cabos TIENEN que cerrar o los asaltan. Supongo que por eso hay tan poquitos). Bueno, decía que considerando todo lo anterior, el noticiero debería iniciar cada mañana con la canción esa de “Welcome to the jungle”.


Están arreglando las calles del centro, que por aquí llaman “Par Vial” (no me queda claro si por “Par Vial” se refieren a las obras, a la zona, a la avenida tal cual va a quedar – cuando quede – o a todo eso). El caso es que todos los días hay anuncios en la radio referentes al Par Vial, por el estilo de “el Par Vial será cerrado de la calle X a la calle Z, a la altura de Q y W, el jueves 14 a las 16 horas, y será reabierto el domingo 17 a las 18 horas”. No se si de verdad re-abren las calles el día y a la hora que dicen. Habiéndome perdido ya tres veces (en una ocasión di cinco vueltas al mismo circuito, porque todas las calles de salida estaban cerradas o eran en sentido contrario; eventualmente salí, en sentido contrario y frente a las narices de un policía que no dijo ni pío); el caso es que ya no me quedan ganas de bajar al centro, y menos si van a estar cerradas calles que no conozco y no vienen en mi mapa (es un mapa bastante malo, he de admitir). A veces, durante estos trabajos del Par Vial, se corta la electricidad y/o el agua. Amablemente avisan por el radio: “A las colonias, desde Cabo Bello hasta Avenida Constituyentes (¡son como veinte!) se les cortará el servicio de agua/luz, durante la duración de estos trabajos, los días jueves catorce y viernes quince. Por su atención y comprensión, gracias”.


Y si no tienes costumbre de escuchar el radio, que te lleve el diablo. Y ya. Ni jueves ni viernes hay agua, y como además el fin de semana no cae agua (nunca hay agua en la llave que viene de la calle los fines de semana; no se porque: otro misterio), pues la cosa resulta en que te quedas sin agua cuatro días. Afortunadamente no me ha tocado quedarme sin luz por más de unas horas. Con una temperatura externa de 37º C o mas; y una temperatura interna (en el depa-cuarto) arriba de los 40º C (recordemos que los depa-cuartos son construidos siguiendo el plan original de un horno microondas, pero en grandote), eso de quedarse sin electricidad es criminal: el refri se deshiela en media hora, la comida se echa a perder, y al no poder prender el ventilador, solo te queda estarte afuera en el pasillo, a pleno sol (como sea, estarás a tres grados menos que en el interior). Y así, bajo el hermoso cielo sin nubes y el esplendoroso sol que achicharra, puedes aprovechar el tiempo para contemplar en tu interior (porque mirar hacia el exterior te deja viendo manchitas) los misterios del universo, tales como ¿Por qué diablos me vine a vivir aquí? ¿Qué pasa con el calentamiento global? ¿Dónde están los veinte huracanes que pronosticaron para el Pacífico este año? ¿¿¿Por qué no llueve???

En La Paz abundan los puestos de hotdogs. Aquí abundan los puestos de tacos “al estilo DF”. Me haría pensar que hay muchos chilangos en cabo San Lucas, de no ser porque aun no he visto ninguno de esos puestos abierto. A algunos ya hasta se les esta cayendo la pintura. Curiosamente no han sido grafiteados ¿a saber por qué?


En esta ciudad aun existe el Video Centro. Si, esa franquicia que fue desplazada y extinguida por BlockBuster (o como se escriba) en el resto del país. Aquí no hay BlockBuster, pero hay Video Centro. Es como llegar al Mundo Perdido de Arthur Conan Doyle. Puros espécimenes raros. Aplica a los bípedos también. Procedo a describir a un vendedor de periódicos (de esos periódicos amarillistas que venden en los altos y los cruceros): moreno, barbudo, con sobrero de paja, de ala ancha, agujereado por mas señas, fumándose lo que creo que era un puro, en shorts de color indeterminado y chanclas de hule, brazos y piernas tatuados, y con un chaleco de esos naranja fosforescente con tiras reflectoras para que los veas de lejos y no los atropelles. Fumaba su puro, feliz y quitado de la pena, parado a media calle junto a un tope, con un periódico en la mano y un morral con mas periódicos colgando al hombro. No lo veía esforzarse mucho en las ventas. Compartía un extremo del tope con unos chavos que estaban boteando (es decir, pedían que les echara uno dinero en sus botecitos) para alguna causa indeterminada - estaban sobre el otro carril y no alcance a ver a santo de que boteaban. No trataban de cruzar la calle para llegar a los “clientes” potenciales al otro lado de la calle – habrían tenido que atravesar el terreno del vendedor de periódicos.

Aquí los topes no están pintados. Es como una consigna. No hay ni un solo tope pintado. Debe ser un plan para mejorar la memoria de los habitantes de la ciudad. Es preciso que memorices la ubicación exacta de todos los topes en tu camino. De noche no se ven, y de día, con un sol de 400 watts dándote en la cara, y reflejándose en cada ventana, tampoco. Algunos (los mas chiquitos) tienen un letrero indicador, con una silueta en negro, y debajo del dibujo la palabra “tope”. Este letrero se encuentra generalmente junto al tope o un poquito mas adelante (cuando hay un poste u otro objeto que impide ponerlo justo al lado del tope). La funcion del letrero es, creo, brindarle al tope compañía y apoyo moral (cada vez que alguien mienta madres por darse de narices en el p… tope que no se ve). O quizás sean para que el tope no olvide su identidad y su función (considerando que los que manejan camioneta se los pasan como si no estuvieran). Para los conductores si que no son, porque uno ve el letrero al mismo tiempo que se esta dando el porrazo con el tope (a veces después).

Welcome to the jungle.


Propongo los siguientes folletos turísticos:

Querido turista: Bienvenido a Los Cabos.

Por favor, no traiga su coche. Corre el riesgo de perderlo en las zanjas, topes, barricadas y accidentes típicos de la región, o en las manos de algún ladrón profesional de coches. Y de todos modos no hay donde estacionarlo, a no ser que este dispuesto a pagar de 30 a 50 pesos por hora o fracción (si pensaba ahorrarse los 30 pesos para comprarse otra cosita, olvídelo: aquí, hasta los chicles se cotizan en dólares).

Querido turista: no traiga su coche. Tampoco traiga su perro. Mejor llévese uno. Los Cabos exporta finos perros de la calle (principalmente a Estados Unidos). Lo digo en serio: hay una sociedad de protección a animales, fundada y sostenida, por supuesto, por gringos residentes en la región. Cada año exportan muchos perritos y gatitos callejeros a “los estates”. Nunca hubiera imaginado que en la unión americana hubiera escasez de perros y gatos callejeros, pero ahí esta. Puede usted confirmar mis palabras leyendo las felices historias de éxito de mascotas varias, en la página web: www.humanesocietycabo.com

Querido turista: no traiga su carro y llévese un perro (o gato). Gaste mucho, de preferencia en dólares, y no se le ocurra salir del hotel a las incivilizadas zonas aledañas, porque seguro que lo asaltan o lo atropellan. Por si las moscas, sáquese un seguro contra accidentes antes de venir. Y si un día, después de nadar en la playa, llega a su habitación y no se puede bañar, no se preocupe: cortaron el agua por tiempo indefinido, pero todo es por el mejoramiento de la ciudad, para que usted y otros turistas, algún día, puedan circular por el centro de Cabo San Lucas sin ver desagradables postes y cables de luz (en realidad sin ver nada mas que el carro de enfrente y los de los lados, que si se me descuida manejando ya no la cuenta – ¡500 accidentes fatales al año!).

Querido turista: Bienvenido a la jungla.

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