En la escuela le pidieron a mi hijo que llevara una flauta. No sabía donde comprar una flauta. Pregunté en Office Depot si tenían flautas, y el empleado me contestó: “No, ahorita no hay flautas. Es que no es temporada”.
¿Tal vez es época de veda?
¿Cuándo es temporada de flautas? ¿Acaso son migratorias?
No me habría sorprendido mucho que en el Office Depot me hubieran dicho que no venden flautas y ya, porque después de todo, es mas bien como una tienda de artículos de papelería y oficina. Sin embargo, eso de la temporada… ¿Serán así de raras todas las papelerías de la ciudad? Considerando que una de las que mas se anuncia presume de tener un repertorio completo de… disfraces. Y sí los tienen, colgados en racks a media tienda. En resumen, en Cabo San Lucas, no sé donde comprar una flauta. Quizá en realidad, lo que debería sorprenderme es que haya zapatos en las zapaterías…
En otras noticias, pintaron dos topes. Es de hacerse notar, porque son los únicos dos topes pintados en toda la ciudad. Son los dos topes que están en el camino al faro viejo, atrás de la delegación. Uno de esos es el tope de El Vendedor de Periódicos. Ese de los tatuajes y el puro.
Otros dos reductores de velocidad que No Están pintados, son dos reductores de velocidad que literalmente No Están, a la altura del motel
Un ejemplo más de que en si Los Cabos no existieran los habría imaginado Kafka (o Dalí; o tal vez Frida Kahlo, que tenía vocación de sufrimiento): hace unos días, aun en las vacaciones de invierno, hubo una congregación de motociclistas en el centro de Cabo San Lucas. De repente se oyó el ruidoso estruendo de muchas motos y una sirena de policía. Estábamos platicando afuerita del museo de Historia Natural, y por supuesto, fuimos a ver que pasaba. Y lo que pasaba era una patrulla con dos motos detrás. Y luego dos mas, y tres y cuatro y otras dos, y tres y en total llegaron como sesenta (faltaban unos quince o veinte mas que llegaron tarde). Se estacionaron todos ahí enfrente de
Ustedes disculparán mi estrechez mental, pero eso de ver a un cura, vestido de punta en blanco, bendiciendo motos una tras otra como si fuera de producción en serie, con los satisfechos, barbudos y tatuados dueños orgullosamente caminando detrás, con una mano en la chamarra de cuero (sin mangas, sigue siendo Los Cabos y hace calor) y la otra en la pompa de su morra, fue todo un shock cultural. Un chavo que esta haciendo su servicio social en el museo, amablemente me explicó que les bendicen las motos porque de vez en vez hacen viajes de carretera – y esta carretera debe ser una de las que tiene mayor número de accidentes al año en todo México. Supongo que si eres el equivalente mexicano de los ángeles negros, y además acostumbras viajar por estas carreteras de la península, toda ayuda celestial es poca.
1 comment:
¿Y mi gansito?
Ya casi es fin de febrero y no hay posts nuevos. tal vez no es época de posts tampoco...
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