Esto me quita el sueño: ¿de qué voy a vivir cuando tenga sesenta años?
No hay maestros de sesenta años, no en las escuelas particulares. No voy a tener pensión, porque para juntar las X semanas trabajadas que te piden en la afore, tendría que trabajar como hasta los sesenta y siete...
¿De qué voy a vivir cuando tenga sesenta años, si ahorita, que trabajo, no me alcanza?
Aquelarre: según la definición del diccionario: conciliábulo (conspiración) nocturno de brujas. Siguiendo esa definición pretendíamos (yo y unas amigas) que esta página fuera un punto de reunión, para todas aquellas “brujas científicas” que quisieran compartir sus experiencias. Pero las muy malditas me dejaron colgada con el blog, y a lo largo de los años yo y nomas yo he escrito aqui. Así que lo expropio. Sobre aviso no hay engaño - suponiendo que a alguien le importara.
Sunday, April 28, 2013
Wednesday, April 17, 2013
Encontré
la excusa perfecta para mis berrinches por escrito. Está en el
artículo “The power of the pen” de Katja Gaschler; publicado en
la revista Scientific American Mind, volumen 18 número 4, ag/sept
2007; una de las tantas que heredé de mi padre. El artículo habla
sobre un estudio que hicieron, en un inicio, con gente que había
sido despedida sin previo aviso, cuando una empresa X realizó un
recorte de personal. A estas personas se les pidió que escribieran
un diario, 20 minutos al día por cinco días consecutivos. Se las
separó en tres grupos: un grupo debía escribir que hacían cada
día, otro debía registrar sus emociones negativas respecto a haber
perdido su trabajo, y el tercer grupo no recibió mas intrucciones –
podían escribir lo que quisieran. El resultado fué que los que
escribieron sobre sus emociones negativas les fué mucho mejor a la
hora de buscar un nuevo empleo – un porcentaje mas alto de estas
personas encontró empleo “rápidamente” (en tres meses). De ahí
se van a hablar de otros estudios y de lo bueno que es escribir sobre
las cosas malas que te pasan y las ventajas que tiene sobre tu estado
emocional, tu sistema inmune y tu presión sanguínea (aunque no
explican mucho de por que o como funciona). También dicen que no es
bueno escribir sobre experiencias positivas, porque te distancias de
ellas y luego no las disfrutas al recordarlas. Recomiendan enfocarse
en lo malo, escribir unos 15 minutos, y no preocuparse de errores
gramaticales u ortográficos.
Todo
lo cual es una justificación perfecta para que yo haga berrinches en
este blog. La verdad es que a veces me preocupa que escribo solo de
cosas malas, que me enojan, molestan o deprimen. Pareciera a veces
que solo ese tipo de cosas me impulsan a escribir, como si las cosas
buenas no me motivaran suficiente. Parece desagradecido de mi parte.
Pero al mismo tiempo siempre he sentido que escribir lo que me
molesta es como una forma de exorcismo personal, y recuerdo mucho una
entrevista a Stephen King que leí, donde explicaba que los cuentos o
algunas de las historias de terror que escribe, las basa en
pesadillas que tiene y que escribir le sirve para no volver a soñar
lo mismo (el hombre va renovando sus pesadillas). Escribir me sirve
para no malviajarme demasiado tiempo con la misma cosa. A menos
claro, que se siga repitiendo, como estar constantemente desempleada
o subempleada, etc.
Lo
que se repite, diario, y que me pone de los pelos, es manejar en
Querétaro.
Todas
las vueltas a la izquierda están prohibidas (excepto algunas
excepciones que creo fueron imposibles de evitar). Eso quiere decir
que si vas por una avenida / calle, la que gustes y mandes, y
necesitas pasarte al otro lado (osea, dar vuelta a la izquierda) y
hay un entronque, cruce o como se llame, te tienes que seguir una,
dos o cuantas cuadras sean necesarias, hasta encontrar una calle
donde puedas dar vuelta a la derecha. De ahi te sigues cuantas calles
haga falta para dar otra vuelta a la derecha, hasta que encuentres la
calle que atraviesa la avenida, y en algunas ocasiones, al salir por
dicha calle, podrás dar vuelta a la izquierda sobre la avenida.
Otras veces no, asi que debes seguir por la calle por la que vas,
cruzando la avenida, hasta la siguiente calle donde puedas dar vuelta
a la derecha, continuar a la siguiente vuelta a la derecha, y luego
darle por dicha calle, hasta donde puedes incorporarte a la avenida
en cuestión, dando vuelta a la derecha, por supuesto.
¡Es
estúpido!
Y el tráfico se pone como te lo puedes imaginar nomás
leyendo el parráfo anterior de instrucciones. Me pone fúrica. Hay
un montón de lugares en Querétaro a los que no voy, porque tendría
que dar una docena de vueltas a la derecha para llegar, y dos docenas
para poder regresar a mi casa. De por sí para llegar a donde vivo
doy cada día, una vuelta a la izquierda, prohibida, que todo mundo
da porque es la única manera de entrar a la colonia en la que vivo
(salvo que le des toda la vuelta hasta avenida Constituyentes –
cosa de unos 3 kilómetros), gracias al increíblemente estúpido
sentido del tráfico dentro de la colonia (todas las calles van en la
misma dirección, de oeste a este o perpendiculares de sur a norte –
solo hay una calle que va de norte a sur, que es justo donde giro
ilegalmente a la izquierda). Hay muchas colonias así, porque a los
queretanos les gusta que sus colonias sean muy “exclusivas”, lo
que quiere decir que solo hay una entrada a la colonia que por
supuesto se atasca que da horror cada mañana y cada tarde. Asi
estuvo Tejeda por años (donde vivía mi papá), hasta que el
desarrollo de la ciudad para ese lado obligó, literalmente, a abrir
dos entradas mas. Es un fraccionamiento bastante grande – todo un
cerro – y solo hay tres maneras de entrar – o salir. Hace años,
cuando llovía mucho y la única entrada se inundaba, todo mundo se
quedaba adentro, dos o tres días hasta que se quitaba el agua y se
podía pasar (es verídico, a mi papá le sucedió mas de una vez). Y
como ademas era un fraccionamiento muy exclusivo, dentro de la
colonia no había comercios porque eso estaba prohibido – en otras
palabras, encerrados por culpa de la lluvia, y sin comida.
¡Los
queretanos son INCREÍBLEMENTE ESTÚPIDOS!
¿¡Cómo puede ser
exclusivo un fraccionamiento en que te quedas encerrado y sin nada
que comer, porque solo hay una p(/&%$che calle por la que se
puede pasar!?
Suspiro...
Así es todo Querétaro. Con esa mentalidad está planeada – o mas
bien jodida – toda la ciudad. Cada vez me convenzo mas de que a los
candidatos a trabajar en planeación urbana y tráfico, primero les
hacen una lobotomía frontal, como requisito indispensable para
acceder al puesto. El tráfico en Querétaro es casi tan espantoso
como el del distrito federal, pese a que la ciudad tiene unos 19
millones menos de habitantes.
¿Quién
fué el imbécil al que se le ocurrió prohibir las vueltas a la
izquierda?
En
fin. Tema dos, en corto. En la misma revista hay un artículo llamado
“When words decide” de Barry Schwartz, que básicamente dice que
la gente está mas dispuesta a movilizarse, o decidirse a favor de
algo, para evitar una pérdida, que para obtener una ganancia. Es
decir, usando la analogía del burro, que el miedo al palo puede mas
que el deseo de la zanahoria. Lo que explica las campañas
presidenciales: en vez de decirle a la gente que es lo que el
candidato pretende hacer para mejorar al país, rinde mas asustarlos
diciendoles todas las cosas espantosas que van a suceder si ganan los
otros (básicamente la izquierda, al menos aquí en México, aunque
supongo que en otros países puede que el gobierno de izquierda
asuste a la gente con todas las barbaridades espantosas que pasarían
si ganara la derecha). Y por eso las campañas, presidenciales,
publicitarias y noticiosas, se basan en espantar al público en
general, que lamentablemente debido a una educación deficiente y una
dieta diaria de tv azteca y telerisa, no ha desarrollado ninguna
capacidad de análisis ni crítica. Y por último, en otro artículo
(misma revista, página 13, sección Head Lines – psychology
“Everyone agrees” de Melinda Wenner) dice que la personas
consideran que una idea es popular, según cuantas veces la escuchen
repetirse, sin importar si la escuchan varias veces de la misma
persona, o una sola vez de diferentes personas. Es decir, uno cree
que una idea es popular, o creída por la mayoría, si la oyes muchas
veces, aunque siempre la oigas de la misma persona. Entonces, si cada
vez que escuchas el noticiero, se repite y repite que los maestros
que se oponen a la reforma son malos, o que “el peje” va a dañar
a México, la gente lo cree, y además PIENSAN QUE TODOS LOS DEMÁS
CREEN LO MISMO. Luego entonces, se convierte en realidad. Nunca
imaginé que fuera tan simple manipular la opinión pública. Si ves
la tele dos horas, y escuchas el mismo anuncio 15 veces, te lo crees,
te convences que los demás también lo creen, y luego cuando hablas
con alguna otra persona, pues de hecho también lo cree, porque
también vió la tele x cantidad de horas, y escuchó el anuncio,
una, dos o tres docenas de veces.
Ahora
entiendo porque me siento, y soy, de hecho, tan diferente del resto
de los humanos que conozco, hasta el punto de sentirme alienígena a
veces: yo no veo la tele.
Etiquetas:
existencia,
naturaleza humana,
Vivir en Querétaro
Ubicación:
México
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