Trabajas pa’ comer y comes pa’ vivir, como la generación anterior y como la que sigue. Pero tu vida esta vacía, como la estuvo la de los que fueron y lo está la de los que serán.
Se necesita esperanza para vivir, para tener la voluntad de seguir viviendo, pero la mismo tiempo que comprendo esto, comprendo también que toda esperanza es una promesa vacía. Esperar es tener fe, y la fe es la creencia en algo sin sustento ni fundamento
Hay que esperar en el vacío o morir. Pero si se que estoy en el vacío, que no hay en realidad ninguna razón lógica, que la vida, ni la mía ni la de nadie, tiene ningún sentido, entonces ¿Cómo puedo esperar? ¿Cómo?
Y así llegamos al vacío existencial, a la angustia. “Abandone toda esperanza aquel que traspase este umbral” dice un letrero a las puertas del infierno. No esperar es no vivir, no tener motivo para vivir. El infierno no es tal porque estes castigado, sino porque no puedes ya tener esperanza de nada. Es la angustia, y no el castigo, lo que atormenta.
¿Qué esperanza puedo encontrar, que resista el implacable ataque de la lógica?
¿Y como podría no pensar? ¿Cómo desenchufar mi cerebro, no analizar cada cosa y cada evento, si aun la angustia misma y el dolor han pasado ya por su bisturí y su microscopio? Dejaría de ser yo, y si yo ya no soy yo, entonces ya no existo. No puedo estar viva si no existo; pero sí lo estoy, muy malditamente viva, y esta matándome…
Lo más triste es tener que aceptar que este es un problema que la inteligencia no me va a ayudar a resolver. No hay mas que revisar las vidas de los genios del pasado: casi todos acabaron mal.